¿Qué es el silencio administrativo?

El silencio administrativo

En el ámbito del Derecho Administrativo, el silencio administrativo es una herramienta jurídica que busca dar seguridad a los ciudadanos ante la falta de respuesta de las Administraciones Públicas. A través de este concepto, se establecen mecanismos para que, cuando una Administración no resuelva en tiempo y forma, los solicitantes puedan entender que ha habido una respuesta, ya sea positiva o negativa. En este artículo, abordaremos qué es el silencio administrativo, sus tipos, efectos, plazos, y la legislación que lo regula, todo ello con el objetivo de aclarar este principio tan relevante en el Derecho Administrativo español.

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Definición y naturaleza

El silencio administrativo se produce cuando la Administración, tras haber recibido una solicitud o recurso, no dicta una resolución dentro del plazo legalmente establecido. En otras palabras, el silencio administrativo se refiere a la situación en la que la falta de respuesta de la Administración puede interpretarse como una contestación. Este concepto tiene como finalidad dar una respuesta implícita y proteger al ciudadano frente a la inactividad administrativa, especialmente en trámites que afectan a sus derechos e intereses.

Tipos de silencio administrativo: positivo y negativo

Existen dos tipos principales de silencio administrativo, cada uno con efectos y consecuencias distintos: el silencio administrativo positivo y el silencio administrativo negativo.

  • Silencio administrativo positivo

El silencio administrativo positivo es aquel en el que la falta de respuesta de la Administración se interpreta como un acto favorable para el solicitante. Es decir, se entiende que la solicitud ha sido aceptada por la Administración, aunque esta no haya emitido una resolución explícita.

Este tipo de silencio se aplica, por lo general, en procedimientos donde el interés del ciudadano tiene prioridad y no existen razones de interés público que justifiquen un rechazo por defecto. La Ley 39/2015 del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas establece que, salvo disposición en contrario, el silencio administrativo será positivo en los casos en que se soliciten derechos o prestaciones de los ciudadanos, siempre que no afecten negativamente al interés general.

Ejemplo: si un ciudadano solicita una licencia urbanística para realizar una obra que cumple con la normativa, y la Administración no responde en el plazo establecido, se entenderá que la licencia ha sido concedida de manera tácita.

  • Silencio administrativo negativo

El silencio administrativo negativo tiene el efecto contrario. En este caso, la falta de respuesta se interpreta como una denegación de la solicitud o recurso del ciudadano. Este tipo de silencio se aplica generalmente en aquellos procedimientos en los que el interés público o los recursos limitados de la Administración justifican una negativa por defecto, especialmente en los casos donde los derechos solicitados pueden afectar negativamente a terceros o a la comunidad.

Ejemplo: si un ciudadano solicita una subvención o ayuda pública que depende de la disponibilidad presupuestaria, y la Administración no responde en el plazo establecido, se entiende que la solicitud ha sido denegada.

  • Diferencias y efectos prácticos de cada tipo 

La distinción entre el silencio administrativo positivo y negativo tiene efectos directos en los derechos del ciudadano. Cuando el silencio es positivo, el ciudadano obtiene el derecho solicitado, mientras que si el silencio es negativo, se le deniega de forma tácita. Es importante recordar que, a pesar de que se interprete una aceptación o denegación, el interesado puede, en ambos casos, recurrir la decisión implícita si considera que sus derechos han sido vulnerados.

 

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Procedimiento y plazos para el silencio administrativo

Procedimiento de solicitud y cómputo de plazos

Para que el silencio administrativo sea aplicable, el ciudadano debe haber presentado correctamente una solicitud ante la Administración y esta debe haberla recibido. Una vez iniciada la solicitud, la Administración tiene un plazo establecido por la ley para responder, que puede variar según el tipo de procedimiento y la normativa específica aplicable en cada caso. Este plazo suele ser de tres meses, salvo que la ley establezca un plazo distinto.

El cómputo del plazo comienza desde la fecha de entrada de la solicitud en el registro de la Administración, y si este plazo se agota sin una respuesta expresa, se aplica el silencio administrativo. Es fundamental que el ciudadano conozca el plazo concreto que la ley establece para cada trámite, ya que el efecto del silencio (positivo o negativo) puede variar en función del procedimiento administrativo en cuestión.

Efectos del silencio administrativo una vez vencido el plazo

Los efectos del silencio administrativo dependen del tipo de procedimiento y del sentido del silencio aplicable (positivo o negativo):

  • En caso de silencio administrativo positivo, el solicitante puede considerar aceptada su petición. Para formalizar este derecho, el ciudadano tiene la opción de solicitar un certificado de acto presunto ante la Administración, lo que permite formalizar oficialmente el acto favorable implícito.
  • En el caso de silencio negativo, el solicitante puede entender que su solicitud ha sido rechazada. Esta denegación tácita permite al ciudadano iniciar las acciones legales o administrativas correspondientes para impugnar la negativa y defender sus derechos.

Legislación

La Ley 39/2015 del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas es la normativa principal que regula el silencio administrativo en España. Esta ley establece tanto los plazos como los efectos del silencio, diferenciando los procedimientos que pueden interpretarse como positivos o negativos. Además, establece excepciones y dispone las situaciones en las que se requiere una resolución expresa de la Administración, limitando el uso de este silencio en asuntos de especial relevancia.

Casos en los que no se aplica el silencio administrativo

Existen ciertos procedimientos en los que no es posible aplicar este silencio, y se requiere una resolución expresa de la Administración. Estos casos incluyen, por ejemplo:

  • Procedimientos que afecten a derechos fundamentales.
  • Procedimientos que impliquen decisiones en temas de seguridad, defensa o relaciones exteriores.
  • Procedimientos sancionadores o de revisión de actos administrativos.

En estos casos, la Administración está obligada a emitir una respuesta, y la falta de esta puede suponer una infracción de la normativa administrativa, que debe ser corregida a través de las instancias correspondientes.

 

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Recursos ante el silencio administrativo

Existen diversos recursos que puede presentar para impugnar la respuesta implícita o solicitar una revisión:

  1. Recurso de alzada: Este recurso puede presentarse en un plazo de un mes si el silencio administrativo ha sido negativo. Se dirige al superior jerárquico del órgano que debió responder y puede prolongarse hasta tres meses en el caso de que la Administración no resuelva expresamente.
  2. Recurso potestativo de reposición: En algunos casos, el solicitante puede optar por este recurso, que permite solicitar la revisión del acto presunto ante el mismo órgano administrativo. El plazo para interponerlo es también de un mes desde la resolución tácita.
  3. Recurso contencioso-administrativo: Si se han agotado las vías administrativas, el ciudadano puede acudir a la vía judicial para defender sus derechos. Este recurso se interpone ante los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo y permite solicitar la revisión judicial del acto.

Estos recursos ofrecen al ciudadano diversas vías para defenderse y garantizar que sus derechos sean respetados.

Conclusión

En definitiva, el silencio administrativo es un mecanismo clave en el Derecho Administrativo español que busca proteger los derechos de los ciudadanos ante la inactividad de las Administraciones Públicas. La aplicación de un silencio positivo o negativo depende del tipo de procedimiento y de las normativas aplicables en cada caso. Conocer los tipos, los plazos y los efectos de este principio es fundamental para cualquier persona que deba presentar una solicitud ante la Administración.

Preguntas frecuentes 

1. ¿Cuánto tiempo debe esperar un ciudadano para que se aplique el silencio administrativo?
El plazo suele ser de tres meses, aunque puede variar según el procedimiento específico y la normativa autonómica o local aplicable. Es importante consultar el plazo concreto para cada tipo de solicitud.

2. ¿Qué hacer si se aplica el silencio administrativo negativo?
En este caso, el ciudadano puede presentar un recurso de alzada o contencioso-administrativo para impugnar la denegación tácita. Estos recursos permiten solicitar la revisión de la negativa y defender los derechos del solicitante.

3. ¿Es obligatorio pedir un certificado de acto presunto en caso de silencio positivo?
No es obligatorio, pero es recomendable para formalizar oficialmente la respuesta favorable implícita y contar con un documento que lo acredite ante la Administración y terceros.

4. ¿El silencio administrativo siempre significa una respuesta definitiva?
No necesariamente. Aunque produce efectos jurídicos y permite entender una solicitud como aceptada o denegada, es posible que la Administración emita una respuesta expresa en cualquier momento posterior, la cual puede confirmar, modificar o anular los efectos del silencio, dependiendo del caso y del procedimiento administrativo aplicable.

5. ¿Se puede recurrir un silencio administrativo positivo?
En principio, el positivo beneficia al solicitante, y la Administración no puede revocar unilateralmente el derecho adquirido. Sin embargo, en ciertos casos excepcionales, la Administración podría recurrir el acto favorable tácito si se demuestra que la solicitud no cumplía con los requisitos legales o si hay razones de interés general.

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